De verdad te lo vuelvo a repetir, que este conductor es de vital importancia, tanto del positivo como del negativo.
Algunos “instaladores”, piensan que alimentar un amplificador directamente de la caja del distribuidor (relés) del automóvil es suficiente. No te dejes engañar nunca en este aspecto, pues la integridad del vehículo corre riesgo. Por muy “gordo” que sea el cable que conecta en la entrada de la etapa de potencia, el cable que lleva la corriente de la batería hasta la caja de distribuidor, raramente supera los 8 mm de calibre, la cual, ha sido ajustada al consumo de los accesorios del propio vehículo, más algún accesorio extra que no supere los 10 o 15 amperios, que raramente alimentarán una etapa de potencia convencional. Imagína las consecuencias si conectas varias unidades, esto demandará una mayor capacidad de corriente que el cable no podrá soportar, sobre calentándose pudiendo llegar incluso a quemarse.
Resumiendo, este cable siempre va conectado directamente a la batería. Desde un punto de vista técnico, para que lo entiendas, te pongo un ejemplo: el cable de potencia (corriente) es análogo al tubo de combustible de la bomba de gasolina de un motor de explosión, por muchos caballos que desarrolle este motor (vatios), no los aprovecharemos nunca, si no llega la suficiente cantidad de gasolina (corriente) para ello; espero haberme dado a entender lo que quiero decir.
Sabiendo todo esto, las exigencias para este cable serían:
Que su calibre sea adecuado a la potencia a utilizar, ni mayor ni menor.
La cobertura gruesa y flexible de materiales debe estar dispuesta a enfrentarse a las inclemencias del tiempo, temperatura del motor y roces continuos.
El conductor multihilos (para mayor flexibilidad) y con twiestado múltiple, es decir, que el diámetro final esté compuesto por siete núcleos (seis exteriores y uno central) y cada uno de ellos por siete núcleos más, y así sucesivamente.
Libre de oxígeno, eso por supuesto.
El color será claramente identificativo tanto para el positivo como para el negativo y, de ser posible, que tenga marcas de medida (cada “x” cm) impresas, porque nos ayudará a verificar las correctas distancias de sus conexiones.
En cuanto a los accesorios que podemos instalar en el cable de potencia, son muy numerosos, por lo tanto, por ahora nos limitaremos a aquellos que sirven únicamente para su conexión.
En primer lugar, tenemos los bornes de conexión a batería, estos nos permiten asegurar que la conductividad de la corriente no sea limitada por la corrosión de estos, ya que los podemos conseguir bañados en oro o en platino.
Hay muchas personas que piensan que es igual el positivo que el negativo (en cuanto a diámetros) y esto no es verdad, ya que el borne negativo siempre es de inferior diámetro que el positivo, pero no por ello dejaremos de prestarle atención, ya que es tan importante un negativo eficiente como un positivo (la corriente continua circula de negativo a positivo). No vale la pena que por ahorrarse 400 pesos descuidemos este aspecto. Debemos cambiar los dos bornes incluso, por razones estéticas. También existen fundas de plástico o silicona, para proteger un posible contacto de estos bornes, con cualquier parte del vehículo (algo muy recomendable).
Para la conexión del cable de potencia a estos bornes podemos utilizar dos sistemas dependiendo siempre del borne:
El primer sistema es, para aquellos bornes que posean un taladro que permita que el cable se introduzca en él fijándolo, posteriormente, mediante un espárrago allen (normalmente), que podemos añadir con la intención de aumentar el área de contacto, unas abrazaderas que además impedirán que la punta del espárrago allen rompa algunos de los hilos del conductor, provocando chispas y desluciendo la instalación. Son baratos y muy prácticos pudiendo añadir, para rematar el acabado, una funda termoretractil que se encoge al aplicarle calor, ciñéndose al cable y ofreciendo un acabado profesional (también son muy económicas).
El segundo sistema, recae sobre los bornes que poseen tornillos de fijación, pensados para el montaje de terminales de anillo de gran sección, a los cuales fijamos el cable de potencia mediante el sistema anterior (también aquí podemos usar las abrazaderas ya descritos) y posteriormente, se sujetan al borne de la batería. Tanto uno como otro, son sistemas adecuados, seguros y limpios.
Para que el resto de los cables que salen desde la batería, hacia los sistemas básicos de alimentación del propio vehículo, podemos usar terminales de anillo, de calibre inferior, recubiertos con funda plástica, cuyas ventajas son: su precio y un menor espacio de instalación (para evitar que el borne de la batería parezca una “bola” de cables).