Esos tweeters están construidos casi exactamente igual que los otros tweeters. Se parecen y trabajan exactamente igual también; la única diferencia es que tienen una pequeña y controlada cantidad de líquido insertado en el hueco entre el imán y la bobina.
Un gran efecto de añadir ese líquido al tweeter (o a cualquier bocina), es la bobina será capaz de disipar más el calor, esto significa que la bocina puede tener una bobina más ligera para mejor desempeño o una mayor capacidad de potencia para el mismo bobinado. El otro gran efecto del fluido es añadir amortiguamiento mecánico. La respuesta de frecuencia y de transitorios de la bocina cambiará, posiblemente para mejor.
Además, este líquido puede ayudar a centrar la bobina, puede lubricar la bobina, y puede ayudar a mantener la suciedad fuera del hueco. Este líquido no incrementará el campo magnético, concentra el campo magnético o de lo contrario cambiaría el campo magnético. Ni tampoco amortiguará el impacto si el bobinado retrocede.
El líquido usado para éste propósito, se llama a menudo “ferrofluid”; consiste en partículas de tamaño casi microscópico de material magnético, suspendido en un aceite especial. Este líquido permanece en el hueco, debido a la fuerte atracción magnética del imán. Se puede usar ferrofluidos en bocinas de medios y graves, sin embargo, puesto que los tweeters suelen tener los bobinados más frágiles, son los tweeters los que más se van a aprovechar del ferrofluido.
Hay varios líquidos diferentes en el mercado, algunos de ellos cuentan con características hechas a medida de los tweeters, de los woofers, etc. pero es muy arriesgado añadir líquido a un bocina sin conocimiento sobre el tema, podría no ser compatible con los pegamentos usados en la bocina, podría no ser práctico para esa determinada bocina y es imposible de quitar, por lo que es posible que se dañe la bocina de por vida.